lunes, 16 de abril de 2012

Echando Coach' (un año después)


El año pasado agradecí a una marca de chicles gringa, a la cual jamás le voy a comprar ni un paquete, por patrocinar la transmisión de Coachella, desde Indio, California, EE.UU. hasta mi cuarto en Tabogombia.

Este año lo patrocina una aseguradora, que, haciendo memoria, ha patrocinado mil transmisiones deportivas desde que estoy vivo y sigo deportes de los Estados Unidos (buena State Farm, doy fe de que tu slogan es cierto, siempre estás "there").

A un año de seguir por primera vez el festival vía web, esta 'parte dos' me generaba temor. Temor a que me aburriera, temor a que lo nuevo del año pasado se viera transfigurado en rutina y la magia no apareciera.

Por fortuna, no ha habido temor más infundado en mi vida. El festival otorgó enormes sorpresas, avivando una llama de curiosidad y exploración musical, visual, artística... incluso espiritual.

Una vez cargaba el video era difícil irrumpir en el ritmo, por del detalle de que no había botón de pausa; aparte de esa obviedad, el caudal/ritmo era imparable porque siempre había una opción a explorar en otro canal.

Se utilizaron tres señales. Siguiendo el clásico esquema, el escenario principal surgía de la señal uno y los actos complementarios de la dos y la tres.

Para hacer un breve recuento de los nombres que me afectaron, iré día por día.

El viernes trece, Neon Indian presentó una psicodélica moderada y llena de corazón; Jimmy Cliff -vieja escuela Reggae, energía eterna- enloqueció a su público, y el encore con el canto de guerra 'One More' aun me retumba dentro. Disfruté de algo de los frenéticos Artic Monkeys, a pesar de no ser mi elemento admito que derrochan con sus canciones un baile de hombros más contagioso que el ébola.

Punto alto de la noche, el fantástico set de Pulp; su cantante relataba una evolución de la relación entre audiencia y banda conforme pasaban las canciones, atrapante, divertido y honesto. La música, ejecutada para que tal relación floreciera. Fuimos Common People.

Explosions in the Sky fue sublime, era de esperarse; digno grupo para quienes disfrutan de la paciencia de contemplar. Refused golpeó fuerte en su regreso con una interpretación de voltaje, dijeron "no tocar sería un acto egoísta", y se entregaron a fondo. Por último, Amon Tobin, desde un cubo-set que evocaba una nave de 'película ochentas', generó luces y piezas sonoras tan densas como libertarias. Tobin, un verdadero distinto.

El sábado, con la emoción viva de reencontrar la energía, sabiendo que la transmisión era fiel al evento, volví a enchufarme. De ocho de la noche hasta tres de la mañana. La música en vivo es una razón por la que disfruto de estar vivo, y no he tenido antes una experiencia más cercana a sentirla así sin estar donde ocurrió. No estuve en Coachella 2011' y 12', pero puedo dar testimonio de la música que me entregó.

Tune-yards fue el descubrimiento inicial de sábado -de alguna forma resultó fabulantástico-, pero se perdió en mi memoria apenas apareció St. Vincent. Amor a primera vista, con los ojos cerrados, luego abiertos. Su encore la vió enloquecer, lanzarse a la audiencia mientras cantaba Crocodile, inédita canción que argumentó "no está ni en Internet". Energía, voz, corazón, cuerdas. Una especie de Robo Draco rosa, en su etapa droagadicta, pero aligerada, versión mujer. Genial set.

Vinieron luego actos como Kasabian, que tienen una llave para mover amplias audiencias, pero no llenan mi molde. Explotan el factor diversión a la perfección, pero fallan mi 'test sensorial' de medición mistica: no me ponen los pelos de punta. Valoración más subjetiva, difícil encontrar.

Otra mención enorme de sábado para Miike Snow. Sobrepasó cualquier expectativa. En vivo emanaron un aura que la radio y los discos no logran evocar. Mostraron un corazón eléctrico, más allá de la banda divertida que su sencillo deja entrever. Silvia, que lindo sonó Silvia.

El sábado cerró con Radiohead. Una experiencia integra, visual y musicalmente. Thom Yorke no gozó de plena lucidez vocal, algo en su voz no se sentía correcto, pero nada quitó de tan espectacular cierre. Si algo, le dio su toque irrepetible. Grandes, una y otra vez. No hay mucho de decir de quien se conoce la maestría.

Un día pasó. Dormí unas horas, desayuné, almorcé, hice clic. Era domingo.

Abrí el recorrido con Beats Antique, un influjo de sonidos orientales que de inmediato refrescaron el aire. Indie europeo cargado de India. Si esa experimentación parecía exagerada, faltaba ver Greg Ginn and the Royal We, un hombre, guitarra eléctrica en mano, acompañado de una beat box con bajos y un 'teremín'. Increíble e inesperado. No para todo el mundo. Solos de teremín, hay que verlo.

Vino luego Justice con una versión parcial de su set -que el día anterior no vi por coincidir con algún otro artista-. Qué entrega intensa. Tan corta como seria en generar hambre en la audiencia.

La mesa para los últimos platos la puso Beirut. Dulce ensamble; vientos, hasta instancias casi mariachi. Interpretación emotiva.

At the Drive-In la rompió, empezó caos y culminó caos glorioso. Cuando el sonido de ATDI se organisa en la cabeza del escucha, disfruta rock de altísima gama; la banda bombardea con cambios de velocidad, quiebres de cuello y estallidos de voz, agudos y no. Es una máquina revoltosa, un espasmo sonoro-sabroso.

Florence + the Machine; una mujer, con una inspirada banda atrás, llevando su voz a la instancia en la que el espectador quiere cambiar lugares con ella, un rato nada más, y sentirse emanar esa voz de de tantas capas en una sola.

El cierre fue rapero, como es costumbre en las dos ediciones que he seguido. Corrió a cargo se Snoop Dogg, Dr. Dre, 50 Cent y Eminem, estos dos últimos con apariciones estelares. El mejor acto, sin duda el dueto de Dre con Eminem. Intenso y oscuro. Las voces complementarias, desde California y Detroit, y un bajo tenso que tendió el tapete perfecto.

Y así cerró. Otro Coachella más. A la 'pobre', à la 'banda ancha'. Estar sin estar, genial. Se vio mucho, y quedó mucho por ver en el camino. Por ahora, queda dar gracias a State Farm, otro patrocinador del que jamás consumiré nada.

http://www.setlist.fm/festival/2012/coachella-festival-2012-33d6a879.html

Alejandro Pérez, abril 15, 2012.

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