domingo, 5 de julio de 2009

Circo Zanni: Atípicamente tradicional

Cerrando el 5to día del POLO CIRCO FESTIVAL se presentó ayer el "Circo Zanni", originario de San Pablo, Brasil. Varios picos tuvo el show, que mostró un elenco humorístico y talentoso en todas sus líneas: desde el maestro de Ceremonias -siempre un pilar de la función circense- hasta el ayudante de montaje -un espigado hombre de color, que fue abusado durante todo el show a manera de gracia, y con un baile "liberado" cerró el show-.

Pero ¿Cómo? Siendo típicamente atípicos.

El circo tradicional tiene música, el Circo Zanni tuvo música en vivo: batería, bajo, guitarra, clarinete, saxofón, teclados, acordeón. Durante el recorrido del show tocaron casi la totalidad del repertorio. Solo un par de pistas fueron reproducidas, siendo una "take five" de Dave Brubeck-, de resto se vio una banda dando muestras de creatividad, trabajo instrumental y vocal.

La banda en vivo propagó los ánimos del espectáculo con sonidos fusionados de ska, rock y rockabilly; pero influenciada por el show mismo, también supo crear una banda sonora que amplificó actos. Golpes, caídas, todas acompañadas. Dos chicos muy jóvenes, uno con mini trombón y el otro con una mini corneta enternecieron al público más de una vez.

Los actos fueron: Monga La Mujer Macaco -acto diseñado para cubrir la falta de animales en el show-, Los malabaristas, el trapecio -en dos etapas-, Los boxeadores, Las bailarinas, Los equilibristas, Pandereta en los pies con público, y 4 mujeres/una tela, segmento que cerró el show en un punto alto. Aferrada por su cuello a una tela a 20 metros de altura, girando a gran velocidad, una de las 4 mujeres liberaba esquirlas de colores mientras su falda se dibujaba como una flor de loto aérea.

El circo tradicional tiene payasos, el Circo Zanni tuvo en la totalidad del acto, exceptuando los "momentos de poesía", intenciones humorísticas, y contó con segmentos estrictamente cómicos. Algunos momentos a destacar incluyen el combate a cámara lenta de los boxeadores y los "pasos" de las bailarinas masculinas.

El circo tradicional es típico. Zanni no lo fue. Supo, como muchos otros artistas de este festival, incluír al público de Buenos Aires en la mezcla entre talento, humor, y pasión por una actividad que en Brasil, Argentina o Uzequistán logra espectáculos hermosos.

viernes, 3 de julio de 2009

Peace of Cake: Juego de palabras, dos mujeres, un hermoso show.

La señora justo venía de sentarse. Le pidió el favor a su hijo de ir a la tienda de comida y traerle un pancho y una soda. El hijo –de unos 33 años– salió de la carpa, le trajo el pancho y la soda y se los dio. La señora lo devoró en tres bocados y comentó a su hijo: “es un circo para grandes, mirálos, todos viejos”.

Sonaron los red hot chili Peppers, mientras la audiencia empezó a llenar las tribunas de la carpa central del POLO CIRCO FESTIVAL. El espectáculo “Peace of Cake”, que hace parte del cartel de espectáculos pagos del festival, fue el último de la jornada de ayer. Se presentó, aunque con una leve demora, con éxito y aceptación de gran parte del público, compuesto en su gran mayoría por adultos, pero también con participación de chicos .

Al ingresar a la carpa principal se pudo sentir electricidad en el ambiente. Una luz tenue recibió a los espectadores. El marco, por el cual los asistentes atravesaron para ingresar a las tribunas, simbolizó la entrada a un mundo distinto, y en su parte posterior, sirvió como soporte para el equipo –humano y técnico- encargado de manejar las luces principales del espectáculo.

Las sillas, dispuestas alrededor del circular escenario mostraban tal orden que parecían parte del show. Las tribunas en la parte trasera recordaron la clásica tribuna de circo, tablones de madera largos y de colores sostenidos por estructuras metálicas. El ambiente era propicio en la carpa principal.

Una mimo recorrió las tribunas, expresándose con gestos, moviendo sus manos, y entregando la revista Ñ a quien no la tuviera. La tenue luz no permitió leerla, pero el detalle fue agradecido por la audiencia. Los chili Peppers seguían retumbando, y una señora de edad zapateaba siguiendo el ritmo. Esta era la audiencia de circo a las 21 horas. Muchos viejos de cuerpo, pero con el ritmo más vivo que nunca.

El tiempo avanzó, y la espera de unos sirvió para que la demora de otros no les costara quedarse por fuera. Se advirtió por parte de la organización que una vez iniciado el show, la carpa no se abriría. Un par de ocasiones los asistentes trataron de acelerar el inicio del show, sirviéndose de sus palmas para alentar y hacerse escuchar. Había impaciencia, pero del tipo de impaciencia cultural que se maneja cívicamente.

Por esto, con unos 20 minutos de demora se dio inicio al show. 60% de la tribuna ocupada. Los chili Peppers se silenciaron, la luz tenue desapareció.

Durante 40 minutos los espectadores vieron a dos mujeres entrelazarse corporalmente, entre ellas, con música, con luz, y con los elementos acrobáticos de los cuales se sirvió el espectáculo. La rutina se dividió en tres partes: una inicial que se basó en interacciones con el trapecio, la segunda que se basó en interacciones con un redondel-que también se elevaba en los aires como el trapecio-, y la última que basó los movimientos en la interacción con telas.

Cada una de las partes del show contó con sorpresas. No fue extraño escuchar demostraciones de admiración de parte del público. Los cuerpos se elevaron, se mezclaron, se dejaron caer, se rescataron, y lo hicieron con tal destreza y gracias que la audiencia no pudo sino contener la respiración y luego aplaudir.

Los juegos de luz, el trabajo corporal de las artistas, la música, todo producto de un trabajo duro y bien ejecutado. El espectáculo contó con poca participación del público, pero se escucharon palmas constantes, y las artistas mantuvieron contacto visual en partes del show con los asistentes: si quisieron establecer una relación más íntima, lo lograron.

Al terminar la función hubo fuertes aplausos. Las chicas que asistieron al show buscaron a las artistas, las abrazaron. De una lado y otro, sonrisas. Excepto para la señora del pancho, que comentó: “¿Esto es todo? No entiendo, sólo dos personas salieron, cuál fue el espectáculo, definitivamente no entiendo”.

El sábado se presenta el circo Zanni, brasilero, tradicional, y puede ser que ese apele más al gusto de esta señora, que buscaba volver a su niñez y se encontró con algo que escapó sus expectativa. Gustos y opiniones hay, como variedad hay en el FESTIVAL POLO CIRCO.

miércoles, 1 de julio de 2009

A la sombra de la emergencia sanitaria, y con pequeñas, fallas avanza el primer POLO CIRCO FESTIVAL.

Desde el lunes el complejo deportivo Vuelta de Obligado luce distinto. No sólo aparece en el plano visual de quienes lo caminan la fachada lateral del Garrahan. No solo se ven los vastos terrenos de césped pelado, plagados de improvisados arcos de futbol. Estos días se divisan tres imponentes carpas que se elevan en la esquina de Combate de los pozos y Juan de Garay. Ahí tiene lugar el POLO CIRCO FESTIVAL.

En su primera edición el festival completó ayer su tercer día. A pesar de la potencial emergencia de salud y del frío, su desarrollo no se detuvo y la gente se siguió acercando. Patricia representa a esas personas que desde provincia se acercaron a capital motivadas por el festival: “soy de la Pampa y vine nada más que a ver esto, que es la primera vez que pasa en el país y en mi provincia es muy poco lo que hay de circo. Yo hago acrobacia aérea y dije wau, esto vamos a verlo”, y añadió “creo que todos los shows valen la pena”.

En la fila de espera para el evento de las 14:30, detrás de Patricia, encontramos a Álvaro. Chico de 12 años que vestía una sudadera azul oscuro desteñido. Sin acompañantes llegó al lugar: quise venir a ver cómo era el circo, y quería saber si había que pagar entrada o había que venir gratis. Entonces pregunté y me dijeron que había que venir gratis, vine y me quedé acá. Voy a ver con qué me encuentro. Julieta, de 74 años, mientras cargaba a un chico en brazos, explicó: estoy acá porque tengo un nieto que vio la carpa cuando pasábamos varias veces, y dijo: “yo quiero ir al circo”.

Martina, que junto a tres amigas esperaba el espectáculo gratuito, dijo: “tengo una afición con el circo. Me mandé, fui a buscar las entradas para el espectáculo de ayer y después me pasaron el folleto, y como son la mayoría gratis me voy a mandar a todos”. Para infortunio de ellas, y de las otras treinta personas que hacían esa fila, el show sería cancelado minutos después. Según un miembro de la organización, el gobierno de la ciudad no habilitaba el espectáculo porque no estaban dadas las condiciones de seguridad.

Y es que el festival en su primera edición ha tenido su dosis de inconvenientes. Olivier, malabarista proveniente de Francia, expresó: “escuché del festival y vine hace tres días, y te digo que los eventos están geniales, pero la organización por el contrario no está tan genial. Ofrecer escenas abiertas y gratuitas, y luego no dejar entrar a la gente, no lo entiendo. Pude entrar a una de ayer porque un amigo trabaja aquí, pero en la escena había muchísimo espacio, estaba casi vacía, y mientras tanto había gente afuera sin poder entrar”.

Añadió también que el día anterior, buscando participar en otra escena abierta, se había tenido que desplazar hacia la Casa de la Cultura en búsqueda de un tiquete. Allí le dijeron que no había boletos, ni ahí, ni en el festival. “Me tocó inventarme pequeños tiquetes para ver si podía entrar a algo gratuito, hasta con el tiquete del subte traté. Es la primera vez que organizan este festival y es normal que pasen cosas así pero deben aprender de los errores. Aún así, los espectáculos pagados han estado buenos. Hay espectáculos de grandes artistas y grandes escuelas de Francia, y aparte internacionales, eso lo hace muy valioso”.

A las 16 horas, en la carpa más cercana a Juan de Garay, se llevó a cabo la conferencia “Las escuelas de formación profesional”. Los sonidos de los autos pesados de la avenida cercana elevaron los decibeles en la sala, y se sintieron también sonidos de ensayos en otras carpas. Aún bajo estas condiciones, el sistema de amplificación de los expositores, y los traductores ayudaron a mejorar la claridad de lo expuesto.

Howard Richard. Director de la Escuela Nacional del Circo de Montreal, expositor en la conferencia, comentó acerca de la organización: “llegué ayer, y vi un espectáculo hermoso en la noche, con un par de detalles a mejorar por parte de los organizadores. Pero es su primera experiencia, y todos pasamos por esa primera experiencia para crecer”.

Larga vida y buen aprendizaje para el BUENOS AIRES POLO CIRCO FESTIVAL, que hasta el domingo redecora el parque Ameghino y vigoriza a Parque Patricios con una inyección de espectáculos y talento.