viernes, 3 de julio de 2009

Peace of Cake: Juego de palabras, dos mujeres, un hermoso show.

La señora justo venía de sentarse. Le pidió el favor a su hijo de ir a la tienda de comida y traerle un pancho y una soda. El hijo –de unos 33 años– salió de la carpa, le trajo el pancho y la soda y se los dio. La señora lo devoró en tres bocados y comentó a su hijo: “es un circo para grandes, mirálos, todos viejos”.

Sonaron los red hot chili Peppers, mientras la audiencia empezó a llenar las tribunas de la carpa central del POLO CIRCO FESTIVAL. El espectáculo “Peace of Cake”, que hace parte del cartel de espectáculos pagos del festival, fue el último de la jornada de ayer. Se presentó, aunque con una leve demora, con éxito y aceptación de gran parte del público, compuesto en su gran mayoría por adultos, pero también con participación de chicos .

Al ingresar a la carpa principal se pudo sentir electricidad en el ambiente. Una luz tenue recibió a los espectadores. El marco, por el cual los asistentes atravesaron para ingresar a las tribunas, simbolizó la entrada a un mundo distinto, y en su parte posterior, sirvió como soporte para el equipo –humano y técnico- encargado de manejar las luces principales del espectáculo.

Las sillas, dispuestas alrededor del circular escenario mostraban tal orden que parecían parte del show. Las tribunas en la parte trasera recordaron la clásica tribuna de circo, tablones de madera largos y de colores sostenidos por estructuras metálicas. El ambiente era propicio en la carpa principal.

Una mimo recorrió las tribunas, expresándose con gestos, moviendo sus manos, y entregando la revista Ñ a quien no la tuviera. La tenue luz no permitió leerla, pero el detalle fue agradecido por la audiencia. Los chili Peppers seguían retumbando, y una señora de edad zapateaba siguiendo el ritmo. Esta era la audiencia de circo a las 21 horas. Muchos viejos de cuerpo, pero con el ritmo más vivo que nunca.

El tiempo avanzó, y la espera de unos sirvió para que la demora de otros no les costara quedarse por fuera. Se advirtió por parte de la organización que una vez iniciado el show, la carpa no se abriría. Un par de ocasiones los asistentes trataron de acelerar el inicio del show, sirviéndose de sus palmas para alentar y hacerse escuchar. Había impaciencia, pero del tipo de impaciencia cultural que se maneja cívicamente.

Por esto, con unos 20 minutos de demora se dio inicio al show. 60% de la tribuna ocupada. Los chili Peppers se silenciaron, la luz tenue desapareció.

Durante 40 minutos los espectadores vieron a dos mujeres entrelazarse corporalmente, entre ellas, con música, con luz, y con los elementos acrobáticos de los cuales se sirvió el espectáculo. La rutina se dividió en tres partes: una inicial que se basó en interacciones con el trapecio, la segunda que se basó en interacciones con un redondel-que también se elevaba en los aires como el trapecio-, y la última que basó los movimientos en la interacción con telas.

Cada una de las partes del show contó con sorpresas. No fue extraño escuchar demostraciones de admiración de parte del público. Los cuerpos se elevaron, se mezclaron, se dejaron caer, se rescataron, y lo hicieron con tal destreza y gracias que la audiencia no pudo sino contener la respiración y luego aplaudir.

Los juegos de luz, el trabajo corporal de las artistas, la música, todo producto de un trabajo duro y bien ejecutado. El espectáculo contó con poca participación del público, pero se escucharon palmas constantes, y las artistas mantuvieron contacto visual en partes del show con los asistentes: si quisieron establecer una relación más íntima, lo lograron.

Al terminar la función hubo fuertes aplausos. Las chicas que asistieron al show buscaron a las artistas, las abrazaron. De una lado y otro, sonrisas. Excepto para la señora del pancho, que comentó: “¿Esto es todo? No entiendo, sólo dos personas salieron, cuál fue el espectáculo, definitivamente no entiendo”.

El sábado se presenta el circo Zanni, brasilero, tradicional, y puede ser que ese apele más al gusto de esta señora, que buscaba volver a su niñez y se encontró con algo que escapó sus expectativa. Gustos y opiniones hay, como variedad hay en el FESTIVAL POLO CIRCO.

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