jueves, 7 de agosto de 2008

Veredicto: El público es idiota

Tras en la noche de domingo 3 de Agosto del 2008 sintonizar el Canal Capital y presenciar la primera emisión de Veredicto, programa conducido por Néstor Morales en el cual se debatirá semanalmente en juicio un tema específico; (en este caso la validez del mensaje cultural de la serie televisiva El Cartel) es interesante analizar como ninguna de las partes fue remotamente capaz de redondear un argumento sólido para llevarse el voto de un jurado que desde su casa debía estarse preguntando si el mismo acto de votar valía la pena.

No me malinterpreten, aplaudo la intención de estos espacios que generan debate y confrontación de opiniones. Soy gran escucha de Hora 20, programa que tengo referenciado como precursor admirable en la radio nacional al presentar desde varias perspectivas los temas del día a día de la política y la realidad que a los colombianos nos atañe; al presentar un debate serio con un serio moderador. Pero es clave recalcar que es un programa radial; la indudable verdad hasta este momento es que en la televisión se simula el tratar de generar espacios dinámicos e incisivos como el que Hora 20 propone, y el resultado es exactamente el que buscan, una simulación de cuestionable calidad. Hora 20 es un buen programa, pero bajo ninguna circunstancia debería ser el único ni, afortunadamente, lo es. Detrás de otro ángulo pero con una intención valida, valiente y similar hay que felicitar también a La Luciérnaga y otros menos antiguos programas que surgen.

Caracol Radio tiene en estos dos programas pilares de su programación que le dan rating y premios. Caracol Televisión tiene un seriado que argumenta aporta al debate nacional y que le genera un enorme rating, y se percibe una tendencia real en Canal Capital con este programa y en City TV con ”Hay con quién” de generar espacios para mover el avispero del cerebro del público allá afuera, sea con humor o con formatos. Así que debe aplaudirse la intención de crear espacios y programas que puedan ser un éxito (más allá de lo monetario, mucho soñar) para el medio que los produce y (más allá del entretenimiento) para el público que los consume.

Esperamos conforme los formatos nacientes avancen se tome con mayor seriedad el peso de las palabras expuestas, y en últimas y más relevantes instancias, la importancia de formar criterio con argumentos serios. Mínimo, argumentos.

Porque todo menos eso se vio el Domingo en la noche.

El General Naranjo oficiando de Fiscal, visiblemente insultado por el hecho de que en el seriado se utilicen insignias correspondientes a aquellas de las fuerzas policiales y armadas Colombianas hacía de este el punto inicial de su argumentación; complementado luego al postular que más que disuadir y dar un mensaje constructivo el seriado era una apología del crimen y una campaña efectiva (en caso contrario porqué habría de estar molesto) para desacreditar los logros históricos de las fuerzas de la ley.
En resumen, el que fuera una serie vendida como realidad mentirosa disfrazada de ficción para evitar cualquier eventual mala consecuencia. Punto cierto, pero que NO tiene NADA de malo.

Entiendo que haya malestar en él, a nadie le gusta que le “patéen la lonchera” en un seriado de tanta resonancia y rating, pero si el General Naranjo pretende convencerme de que mostrar algunos policías corruptos en televisión me hace creer que todos son corruptos, él me cree estúpido como público. Si el General Naranjo teme por la fama y reputación de su institución debe preocuparse por solucionarle desde adentro y no atacando un seriado de televisión, sea la situación que sea.

La realidad es que exista o no El Cartel en la televisión, hubo, HAY y habrá policías corruptos y nada puede en Colombia hacernos creer lo contrario. Me atrevo a decir que los policías de bien son lo primeros que deben adherir aun a esta postura para hacer de la erradicación del problema algo más factible. La ropa sucia sí se lava en casa, pero no se puede tapar el Sol con un dedo y convencer al resto de que es posible.

Precisamente por eso pensé que alguien podría darnos fe de que se les está combatiendo como a las ratas de cañería. Ese, esperaba yo fuera el General Naranjo pero no lo fue y jamás se acercó a asumir el problema con criterios que me dijeran como público y con honestidad que hay un problema, pero que ese problema se está combatiendo porque hay consciencia de su existencia. Así sea todo más difícil que eso.

El General hizo lo que creyó correcto. Yo no comparto su elección, pero opto simplemente comentar; no soy él y no puedo entender sus raciocinios. Tampoco, hay que añadir, entiendo aquellos de la defensa.

El vicepresidente de Caracol televisión escogió enfocarse en la diversidad ficción-realidad como defensa. En recalcarnos el hecho que el libro es basado en el punto de vista de un criminal y de que este como sus secuaces terminan tras las rejas, dando así un mensaje claro. Es subjetivo, sí, sin duda, pero su golpe mediático e impacto en Ratings no se debe SÓLO a eso. Se debe también a su inmediata relación con lo que sucede en nuestro pasado cercano. A que este criminal es un criminal verdadero que contó una historia. A todo lo feo y real que ha destruido valores y vidas de muchos. Señor vicepresidente, de Caracol TV déjeme a mí, repito, como PÚBLICO, decidir que es y no ficción. No aprecio que quien me ofrece el producto me lo analice y lo presente de tan tonta manera. No me tape también el sol con un dedo.

La doble moral es algo que al parecer los Narcos no suelen tener, porque están definidos como criminales, en cambio, de otras fuentes sorprende. Si se escoge hacer esta serie basada en este libro y cambiarle los nombres, claro que será difundida como ficción, no estamos hablando de un documental, pero claro que será realidad, así sólo sea la de un hombre que por más rejas de las que esté detrás contó una historia que les interesó contar y producir y vender como un buen producto. Si se quiere hacer un trabajo serio desde las directivas hacia abajo no se debería defender algo que no tendría por qué defenderse. Si se quiere esconder mercantilismo salvaje que reina el negocio, esa ya es otra historia.

En este debate alguien atacó por algo que no está mal, y alguien se defendió de algo que no está mal. Y todo me lleva a decir que hubiera preferido no verlo de haber sabido que los puntos de vista serían representados de tan desperdiciada forma. Pero abogo por que no suceda más, abogo por que si vamos a generar debates, los generemos de verdad.

Generémoslos serios.
Veámonos de nuevo, aprendamos.
Y enseñemos algo verdadero a través de la pantalla.

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