domingo, 26 de septiembre de 2010

Y un día murió el Mono...

...y palabras sobre el fin de las Farc inundaron los medios, más desde la esperanza que desde la realidad. Ediciones especiales salieron a las calles, infografías, biografías etnografías, hasta clases de geografía llovieron. ¿Dónde fue el ataque?, ¿a cuántas personas liquidó?

Las Farc seguirán haciendo lo que han hecho desde que tengo memoria: ser una enorme piedra en el zapato que corta el pie con saña, un gigantesco elefante blanco que defeca cocaína, la vende y victimiza a todo un país en necesidad de oposición fuerte y nuevas propuestas de gobierno, no de una lucha armada mandada a recoger.

Los guerrilleros aún cuentan con millones de dólares, gasolina para seguir reclutando y generando terror. No veo un final cercano, y dudo que Alfonso Cano vaya a ceder a las demandas de cesar los actos de guerra, cesar los secuestros y liberar a aquellos cautivos en la selva.

La respuesta de las fuerzas militares a los golpes que venían dando las guerrillas fue fuerte. Este bombardeo desplegó siete toneladas de explosivos, de no haber resultado en una muerte de este calibre hubiera sido un verdadero fracaso... excepto por el hecho de erradicar un enorme campamento. Pero sin engaños, son las bajas de alto calibre las que justifican estos despliegues.

El método predilecto para bajar enemigos de alto talante obtuvo por primera vez resultados trascendentes dentro de nuestra frontera. Un gran campamento fariano fue ubicado y las fuerzas armadas se encargaron de mandar el mensaje fuerte y claro de que "gracias a desertores" habían llegado al campamento.

Buena estrategia, divide y reinarás. LAs FF.MM. esperan desbandada. Veremos qué tantos guerrilleros se derriten ante la cacería, y más allá de sólo entregarse, veremos cuántos otorgan información que lleve a golpes de este calibre.

¿Alegrarse o no? ¿Se alegra el mundo si muere un nuevo Hitler?

El discurso de que "nadie se debería alegrar por la muerte de alguien" cobra especial vigencia; hay voces que apelan a la cordura, pero una reacción de alivio es normal. Claro, si ninguno de tus familiares está secuestrado... En ese caso, no estás realmente tranquilo.

En una película de terror, la que ha vivido Colombia por décadas, si uno de los villanos cae algo de alivio genera, una catarsis. Alegría, no sé. Nuestro pueblo pocas alegrías tiene, y de estos hechos saca algún sentido de victoria si bien prolonguen el conflicto, si bien llenen de miedo a los familiares de los cautivos en la selva.

No hay felicidad completa en este escenario. Más bien fragmentada.

¿Podrá el cuerpo de la serpiente seguir andando sin una de sus cabezas? Si el cuerpo mantiene millonario, probablemente lo haga, menos coordinado pero vivo y coleando. Legalicemos la droga, cortemos las formas de financiación de estos anacrónicos y luego la misión será limpiar las instituciones, el gobierno, el país. Terminar con los corruptos, terminar la pesadilla y jamás tener que alegrarnos de la muerte de alguien.

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