miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sobre el twitter de la desazón.

...tierra virtual del juicio rápido y compañía 24 horas. Das lugar a palpitantes encuentros, ese crédito mereces.

Creaste un buen escenario para hacernos asequibles los intereses de quienes nos apelan, sea por afinidad o por todo lo contrario. Alimentas el morbo de saber qué piensa el otro, el amigo, el famoso, el oponente, el enemigo. ¡Que ganas de contestarle fomentas! Hacerle saber 'cómo' es que 'pienso yo', pa'ver qué responde.

¿Cuánto mostrar? ¿Cuánto twittea/trinar? Si tuviera un blákbérri o un áifon seguro describiría otra realidad, pero no los tengo, así que lo digo tal y como me parece: es de un narcisismo extremo describir actos y lugares con pelos y señales. En el planeta del paparazzi batato, ¿realmente necesitamos auto-paparazzis? Nos tomamos tan en serio que ahora hablamos de el 'yo' medio, de tener 'x' followers. Idiotas todos.

La admiración que despiertan algunos personajes a través de su trabajo profesional toma una nueva luz al entrar a twitter. Por los mares de la desmitificación camina, y eso está bien; no hay por qué mantener a alguien en un pedestal cuando ese mismo alguien se encarga de mostrarse a una luz humana. ¿Es triste? Sin duda a veces golpea mal, pero hay que acostumbrarse. Todos humanos, todos idiotas, los talentosos y los ladrones.

"Great book, shit person", me decía un amigo sobre un célebre libro futbolístico, y claro, sobre su escritor. Así pasa a veces en twitter. Sin embargo, no todo es limón. Hay iniciativas valiosas. Hace días aprendí una receta de cocina por medio de una twitera. Chica creativa, de buen corazón. Nunca está mal toparse con personas así.

...y hay esperanza, mientras jamás se 'coma el cuento' de ser una voz autorizada, de la superestrellada. La virtud es la frescura, y si algo me amarga en twitter es que muchos la perdieron hace rato, bajo -precisamente- el lema de ser voces inteligentes, mordaces, que denuncian... que se toman muy en serio.

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